En
el año 1942, cuando Pepe tenía ocho años, nació Mari Carmen, la última de los
cinco hijos que tuvieron Teresa y Maximino.
Ya habían pasado tres años del final de la
guerra, pero prácticamente todo seguía igual. Muchas zonas del pueblo seguían
destruidas porque no había dinero para repararlas, cientos de familias estaban
esperando a que el gobierno les diera la ayuda económica que habían prometido a
las personas afectadas por la guerra y que al final solo unos pocos recibirían.
Pepe
acababa de acabar el colegio y al contrario que mucha otra gente, él tuvo la
oportunidad de seguir estudiando y paso al colegio de La Salle. Allí estaría
once años, desde los ocho hasta los diecinueve.
Recuerda que el día que fue a apuntarse tuvo
que pasar una especie de “prueba”. Primero le preguntaron si sabía leer, sumar
y restar, algo que era necesario para entrar en esa escuela.
Después, para comprobarlo le hicieron recitar
unos versos. El cura que le hizo la prueba le dijo que era suficiente y que
tenía que volver en septiembre para comenzar las clases.
Aquel hombre le resultó peculiar. Se llamaba
Donato, tenía una voz áspera y una nariz muy aguileña. Tiempo después descubrió
que esa era la causa de que le apodasen “el cigüeña”.
Pepe nunca llegó a conocer las razones por
las cuales su familia se mudó de la Casona a otro barrio llamado Lombera. A
primera vista este cambio no parecía tener mejora alguna, ya que estaba lejos
del trabajo de Maximino y lejos también del mercado más cercano donde
realizaban las compras.
Siempre sospecho que la mudanza se debía al
deseo de su padre por acercarse a su pueblo natal, Barros.
El edificio en el que se encontraba su nueva
casa estaba formado por cuatro casas divididas en dos plantas. Ellos vivían en
la primera planta.
Era una casa pequeña con un pasillo muy largo
y estrecho que la hacía parecer mucho mas grande de lo que en realidad era. Tenía
una cocina con un fogón, bastante grande para lo que era la casa, dos
habitaciones, una para Maximino y Teresa y otra para Pepe y sus hermanos. Era
pequeña, así que todas las camas estaban muy juntas. Había también una sala de
estar con un sofá color vino y un par de sillas viejas de madera.
Al principio Pepe se sintió incomodo,
prefería su antiguo hogar, pero con el paso del tiempo se fue acostumbrando. Además,
tuvo la suerte de que en esa época Lombera no era un barrio muy poblado, pero
había muchos niños de su edad con los que podía salía a jugar por las tardes.
En
el barrio de Lombera había una gran rivalidad política. En la parte nueva del
barrio, la mayoría de las familias eran ideológicamente de derechas. En cambio,
las de la zona más antigua del barrio eran de izquierdas. Esto daba lugar a
algunos conflictos y discusiones.
La
familia de Pepe se situaba al margen de esto, pero aún así no se conseguían
librarse de las disputas. Un ejemplo es que a algunos niños no les dejaban
jugar con Pepe porque sus padres les decían que era de otro “bando”.
Estas situaciones desaparecieron en poco
tiempo debido a que la fábrica de los Quijano y otra de Reinosa comenzaron a
mandar empleados al barrio, haciendo así que todas las ideologías se mezclasen.
En poco más de dos años toda la gente se llevaba bien, incluso había algunos
con pensamientos diferentes que eran grandes amigos.
También ayudo a la unión del barrio los
desaparecidos o fallecidos (caídos, como entonces se decía), que muchas
familias “rivales” tenían en común.
Volviendo al tema de la educación de Pepe,
solo duró un año en la Salle, ya que al año siguiente lo trasladaron a unas
nuevas instalaciones mucho más grandes y nuevas, aún perduran. De ese año
recuerda poco. Leían libros y hacían alguna que otra suma, además eran muy
pocos en clase, porque como ya he dicho, seguir estudiando a esas edades era
casi un privilegio.
Los profesores tenían una especie de barra de
madera tallada con dibujos que llamaban “la señal”. Servía para indicar cuando
uno debía parar de leer. En este caso la golpeaban contra la mesa. También
servía para atizar a los alumnos distraídos.
En el colegio se vendían barras de regaliz
(negro, porque el rojo no existía todavía) en esa época era muy popular entre
los niños ya que, junto a los caramelos, eran la única golosina de la que
disponían. Además, los de la Salle era muy populares por su calidad, los había
gordos y finos.
El peor recuerdo de esa época era la vacuna,
ya que además de dolorosa solía ser inútil. Se ponía para cualquier tipo de
herida por mínima que fuese. Era una especie de líquido azul. Solían provocar
efectos secundarios como fiebre y escozor.
En esa época no había muchos alimentos. El
que predominaba era el pan, que en esos años no era de muy buena calidad y además
estaba racionado. Nadie podía comer más de ochenta gramos por día.
Era tan importante que hasta había negocios y
chanchullos al margen de la ley para la compra y venta de pan.
Era un hombre muy habilidoso. Construyó las
vallas que rodeaban al jardín y fabricó gran parte del pequeño garaje que
tenían.
Llegaba el verano que era sinónimo de calor y
sus hijos no tenían ropa para afrontarlo. Así que tuvo la idea de fabricarles
unas sandalias que el mismo midió y cosió. Aprovechó trozos de cuero que tenía
por ahí tirados y unos pedazos de corcho que usó como suela. En esa época las
sandalias eran más que un lujo.
Tampoco Teresa estaba quieta. Se pasaba el
día haciendo las tareas de la casa, cuidando de los niños y tejiendo ropa. Como
podéis observar, en esa época no se compraba casi ropa, ya que fabricarla salía
mucho más rentable.
La familia en general llevaba una vida muy
cómoda, hasta que un día recibieron una llamada. Pedían a Maximino que se
hiciera cargo de sus sobrinos que hacía unos años quedaron huérfanos por la
muerte de su hermano Ismael.
Si ya era difícil cuidar de cinco hijos
imagínaos ahora cuidar a sus sobrinos también.
Es un relato corto pero estupendo. Me hace poder imaginar el lugar y los personajes, un muy buen trabajo en general. Aunque me gustaría añadir que hay una ausencia total de sinónimos repitiendo así muchas palabras.
ResponderEliminarUn poco corto quizá, pero una buena historia , en ocasiones se repiten palabras , deberías ampliar el vocabulario por esa parte. Podrías aprovechar un poco mejor la buena historia que tienes.
ResponderEliminarEstá muy bien redactado, se entiende muy bien pero hay algunas frases y párrafos que no tienen mucha cohesión entre si
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